Poesia & Conto

Historias de tres diferentes momentos resueltos “a puño y letra” en servilletas de algún bar de mala muerte que solía frecuentar | Quendi Hierofante

ilustração de Quendi Hierofante, “Carasferas (boceto tosco)”, 2024.

PAGANITY:

Acampábamos entre cultivos colindantes, y de las desterradas figuras de aquellas zafras, curvaban con simpatía sus arañazos entre los escombros…

 

Adoraban vacas y ornamentos de carne o hueso, honraban ideas, y sin embargo, en un acentuado ahora, precisamente en el año de mi señor; han concretado de adorar lo que sea que les procure fatiga de prosperidad espiritual.

 

Siluetas obnubiladas en el trecho, enmarcan remordimientos a diestra y siniestra. La mancha es una travesía de una sola dirección y una vez habiendo penetrado en sus escarpadas trochas, no se puede dar vuelta atrás… [  ]

 

No se había llegado a tener indicios de alguien, que partiendo por ese cauce, hubiese seguido entre nosotros, o se conservase como un templo experimentado de bacterias y moho. 

 

Debajo del incienso “todo conecta” aunque en contra de esta versión, en la corteza del farrago, todo se entremezcla, perjudicando tanto lo bueno como también lo malo.

 

Campos de cultivos repletos de bajas pasiones, dejan de lado el valor… 

 

Hay quienes abrazando lo que no se puede recitar, aguardan, aguardan y aguardan codiciando dilatar la falsa expectación que ronca con gargajos en su instinto de auto preservación, francamente por un milagro que no llegará.

 

“El milagro”, oportunamente seria “la flecha” […]

 

Sin fecha.

 

ilustração de Quendi Hierofante, “Paganity”, 2021.

 

LA DISTANCIA DEL MAR DE NOMBRES

 

Decidí acercarme, con la intuición sigilosa, tal vez para no dejarte ir.

 

Me planté como un listón que se resiste a morir … Tras los reiterativos embates desiguales de las hojuelas de acero aguzadas, completando esta práctica con un veneno industrializado bien preparado, vertido con desdén hasta lograr alcanzar lo más excavado de las raíces de anclaje; confiando pero no confiado en apostar a sujetar tu mano (Al menos la izquierda), pescarla en un sano descuido de tu parte, trenzar mis dedos con los tuyos, tronarlos por primera, segunda o cuarta vez,  y no soltarla jamás; aferrarme a ella, a ti, a tus muslos de queso, como quien se amarra a una tabla que pelotea entre ola y ola, desprecio tras desprecio, deliberando a la deriva como un tremendo loco, que habla solo, que se orina por los ojos, y escupe las brasas que le chamuscan las entrañas, porque no le queda nada más que estar en el mar basto de los nombre …

 

Decidí trazarte, con algunos cerriles brochazos, en las noches de calma, cuando los puntitos titilantes y colgantes daban atributos de inspiración, aunque mis bocetos en el agua salada de ningún modo rozaban con tu singular rareza, lo intenté una y otra vez… 

 

Intenté ganarme un poco de ese amor conflictivo que nunca me has entregado, «porque aún no tengo ese derecho»…«porque aún no llego a la orilla», «porque aún, hablo solo».

 

_ ¡Seguramente recuerdas!_ aquella madrugada en la que conversamos y te demandé de estar ahí, con migo; desde ese momento, no logro sacarte de “mí tabla”…

 

Decidí, atreverme a nadar _ ¡y ahora, me ahogo!_; no pensaba en hacerlo, pero creí poder intentarlo, porque abarcas un gran tramo distante, muy lejos de mí, y no sabes nadar, y yo, tan lejos me encuentro de aquella orilla donde disfrutas de tierra seca.

 

Yo nunca aprendí a nadar como pez, pero si a hundirme como roca… 

 

17de Abril del 2022

 

ilustração de Quendi Hierofante, “Aventurillas de lombrices de mar”, 2023.

 

CARASFERAS

 

Días y noches en Barrio Ajuro… [   ] En ese tiempo nunca se había abrigado algún rudimento indulgente que aquel suburbio propiciase en favor de Roberto o de Virginia… 

 

A pesar de las tribulaciones, ellos, dos completos extraños, en un estocástico encuentro, congeniaron sus gustos “uno por el otro”, con la visual de tan solo un encuentro… “Aquello sí que bastó”.

 

Concurría que su entorno era inquisitoriamente discriminador, y ellos cada uno por su lado se sentían aislados del común convivencial tradicional. O también se auto percibían libres, pero con una clase de autonomía que los aprisionaba circularmente en el destierro y la introspección.

 

“Desde luego se conocieron”… Llegada la oportunidad, su encuentro sucedió en el festival de los puñales. Para entonces, en la magnificencia del programa, se presentaba la feria de los globos. Era la gran atracción principal donde se entintaban los multicolores globulares destellantes, cegando los posibles avistamientos, congregándose a mansalva.

 

Efectivamente el entretenimiento se avivaba…

 

Pero, una verdadera feria del barrio, no sólo era representada por tan solo un espectáculo, la sed instintiva debía ir más allá de la falsa teatralidad, y entonces: 

 

De toda la deconstrucción tejida, sindicalizada, colorida y a la par deslucida, participaban con votos de intromisión, las enormes lenguas rojas, cubiertas de una baba de caracol antinatural, algunas se tornaban negras con el pasar de las noches y de ellas brotaban hebras de espinas y a su vez mostraban grietas entorchadas muy socavadas, otras eran menos trilladas pero amarillas y resecas… Pero las grisáceas-azuladas, esas eran el eslabón de un “arquetipo” de lo más exótico de la particular fauna. 

 

Pero nunca asombraba, que a todas les era de mucho placer y provecho retozarse, danzar, enredarse, colgarse entre las ramas óseas y columpiarse con las pronunciaciones propias del lenguaje ácido y soez.  

 

Pero había más, en toda esa caterva afloraban maneras especiales de esparramarse, al punto de que estas intrépidas masas deshuesadas, se soltaban y recorrían luengos tramos en el espacio festivo, e inclusive hasta lograban peregrinar más allá de las razones. 

 

Sin lugar a dudas, en cuanto a este fenómeno; la razón no daba explicación del ¿por qué? esta micro fauna de falanges no era bien exhibida (Había talento), como una de las más importantes atracciones turísticas del barrio… [  ] Cualquier junta organizativa, en sano juicio o con una pisca de ganas, hubiese incluido todas estas orondas paletas, en múltiples actos bien elucubrados como atracción central o transversal. 

 

Roberto acudía a este evento, siendo celebrado en los límites de la interminable cotidianidad, “muy a su pesar”; puesto que se veía en la obligación  de traspasar agrestemente por este circo gitano (Que de gitano no tenía «nada») sin reparo de otra posible acción evasiva, ya que detrás del parque ferial, detrás de las atracciones nocivas, muy detrás de la fauna singular y el lenguodromo, yacía su pequeña choza. 

 

Y tuvo algo de suerte, ese día… Una personalidad repleta de redondez, de ganas por abandonar la libertad secuestradora, lo tropezó adre, con la “sana” intención de brindarle un agrado… [  ] 

 

Virginia, desesperaba por relacionarse con algo que rodase diferente. Alguien menos baboso, más seco, más silencioso o más atractivo que las mefíticas palabras…

 

Una simpática sorpresa que hubiese podido ser para alguien más, o para cualquiera que anduviese de lengua recatada; en ese instante le fue compartida a Roberto. Por su originalidad.

 

Así, Virginia pudo mirar la esfericidad de Roberto, de sus ojos áridos, de una apesadumbrada mirada….y fue así que alcanzó a conocerle, obsequiándole espontáneamente un racimo de flores de arándano, para que el tratase sus molestias “por úlceras seguramente”, las cuales reflejaban un efecto en los surcos de su rostro, o también posiblemente producidas por la cantidad de falsedades que hiperventilaban en desmedida proporción en contra de los lenguas-recogidas. Él y ella, o ella y él, a ciencia cierta habían sido los únicos, que no recitaban tramos falsos con esta habilidad, ni con ninguna otra.

 

Y del otro lado:

 

Siempre implicó que para los del barrio, algo nunca estuvo del todo bien, algo fue una completa extravagancia en las carasferas de Roberta y Virginio,  algo de característico relieve, algo que para nada fue «random»…

 

9 de Marzo del 2024

 

ilustração de Quendi Hierofante, “Carasferas (boceto tosco)”, 2024.

 

fotografia de Quendi Hierofante

Quendi Hierofante es un novel escritor venezolano nacido en la controvertida ciudad de Caracas. Proveniente de una familia humilde de educadores, la vida de Hierofante ha estado marcada por una búsqueda continua de expresión imaginativa y exploración intelectual, así como su profunda sensibilidad literaria y su capacidad para explorar las complejidades del ser humano, con un estilo que navega por las emociones humanas, desde la sensualidad y la introspección hasta la crítica social a través de cuentos, narraciones y poemas.

Su trabajo viene acompañado de un lenguaje poético basado en la capacidad para transportar a los lectores a las profundidades de la psique humana, revelando las emociones crudas y sin filtros que se encuentran debajo del tapete. 

La voz y el estilo únicos del autor han sido moldeados por una amplia gama de experiencias e influencias.

Su labor literario se caracteriza por una prosa poética y reflexiva que invita al lector a adentrarse en mundos emocionales y filosóficos. “Libídine, Penumbra y Congoja de las Circunstancias” emerge como un ejercicio que fusiona la introspección con la crítica social, abordando temas universales como el amor, la soledad, y la búsqueda de significado en un mundo cambiante.

Para Hierofante, la narrativa transita por el erotismo y la autorreflexión, abordando temas como el deseo, la sexualidad condicionada a los arquetipos y la exploración imaginativa. La penumbra se manifiesta como un espacio de introspección, donde los personajes se confrontan a sí mismos y a sus miedos más profundos. La congoja de las circunstancias se refleja en la crítica social presente, donde se denuncia la violencia, la desigualdad y la decadencia socio-política. Sus relatos, a menudo complejos y llenos de matices, emprenden situaciones límite que desnudan la fragilidad del ser humano.

La faceta de Quendi Hierofante comparte no solo fragmentos de su obra, sino también reflexiones sobre el proceso creativo y la inspiración detrás de sus escritos. Él no sólo se limita a la palabra escrita, sino que también es un consumado ilustrador; tanto en su libro como en sus ensayos y en sus redes sociales, podemos encontrar una colección de su trabajo artístico ilustrativo, lo cual dialoga con su quehacer literario, creando un universo visual único, personal y complementario.

Quendi Hierofante, figura en la intriga de los ámbitos de la fantasía y la ciencia ficción destacando como un autor comprometido con la exploración de la condición humana a través de la palabra escrita; ofreciendo a sus lectores una experiencia literaria enriquecedora y profunda que invita a la reflexión y al cuestionamiento de la realidad que nos rodea. En este sentido, su talento como escritor e ilustrador lo convierte en un artista integral que sin duda seguirá dejando huella en el panorama cultural venezolano.

 

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