

Creo que me gustó la poesía desde que descubrí la banalidad
de cualquier argumento y la imposibilidad de probar nada
sin la irritante seriedad de una demostración.
Emil Cioran, Ventana a la nada.
El hilo se tensa. Así…
El hilo se tensa. Así
lo anuncia la órbita del ojo.
Al tensarse, se desala. Y el aire
se torna frío, espeso y frío.
Ninguno brinda con ninguno
y de la firma al pie
quedan un papel vacío,
un paisaje lacustre sin lago.
Al sótano entonces.
Entonces el farol en sombra.
Duerme una voluntad
en cama de hojas secas.
Otra voluntad despierta
y se siente extranjera,
ajena a cualquier especie,
separada del mundo, remota.
Animal que huye del incendio…
Animal que huye del incendio
y este oficio de intemperie:
se abre como si se rasgara y no se cierra.
Ademán. Costra de lo inalcanzable.
Lee y es orificio, laceración, uña;
cuanto ignora derrama su sombra
y trae rugosidad, tentáculo, linfa que cae
y no pule, no disfruta, no refluye.
Qué ebriedad, superación del ocaso,
justo saber ante la brisa del otoño;
todo hiere y no apuntala,
todo es hueso, vastedad inmedible,
desnudez ante semblante y signo,
vacía la telaraña, tan temprano como tarde.
Sé de alguien que anda…
Sé de alguien que anda y no regresa
de una mínima culpa
que cada anochecer torna infinita;
¿culpable de qué? si tiene las manos puras
y sin embargo las siente sucias.
El viento le da en pleno rostro
y entonces deja de tener un nombre
para ser sombra en la sombra;
cerca se rompe lo más precioso
sin dejar residuo alguno
y no logra desnudarse
y así vestido se interna en un agua
que se transforma en aire
y en el aire, vestido, se ahoga.
¿Y si huyera hacia el otro lado del mundo?
¿Hacia una casa arrebatada a la tempestad?
Pero, ¿qué lo sujeta, lo fija, lo determina?
¿Qué luna lo somete y qué sol lo devora
sin el auxilio de enjambres y bandadas?
¿Soterrado, expuesto?…
¿Soterrado, expuesto al fragor de las horas,
al horror que paraliza, a las llamas
de un incendio desatado e impiadoso?
No amará, pregonan y no ama,
no alivia el crujir de las maderas,
no se despliega en abanico para perdurar
o, al menos, vivir un día más, algunas horas.
Así concluye, padre que es hijo,
hijo que es padre de un suelo nunca sólido
que al ser pisado cede.
En blanco y atonal…
En blanco y atonal, persigue a la vida
en acto y presente. Olvido de mar,
de cuenca de mar, de pez y euforia
de pez y torpeza y desventura;
hay quien tropieza, hay quien cae,
en un rincón oscuro se cuece
y junta avaricia por un tesoro
mal escrito, poseído por la herrumbre.
En blanco y atonal, repito,
cómo medir, pesar, sostener,
si el día trae risa de esclavo,
moneda falsa, llave que no gira;
no se abre ni un mínimo hueco,
ni un hueco mínimo
en la apretada materia
que torna efímeros
a mi mano, a tu mano, al relámpago.


Fotografia de Carlos Barbarito. Autor da fotografia: Laura Riera
Carlos Barbarito, Argentina, 1955. En poesía editó: Poesía quebrada (Mano de Obra, Buenos Aires, 1984); Teatro de lirios (Fundación Alejandro González Gattone, Pergamino, 1985); Éxodos y trenes (Último Reino, Buenos Aires, 1987); Páginas del poeta flaco (Filofalsía, Buenos Aires, 1988); Caballos y otros poemas (Hojas de Sudestada, La Plata, 1990); Parte de entrañas (Arché, Buenos Aires, 1991); Bestiario de amor (El primer siglo, Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1992); Viga bajo el agua (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1992); Meninas/Desnudo y la máscara (Poesía. Ganadores del Concurso Nacional de Poesía Enrique Pezzoni 1992. Centro de Estudiantes Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Último Reino, Buenos Aires, 1992); El peso de los días (Ediciones Electrónicas Altamira, Buenos Aires, 1995); La luz y alguna cosa (Último Reino, Buenos Aires, 1998); Desnuda matéria (Ediciones del Árbol, Buenos Aires, 1999); Puntos de fuga (Colectivo ZonAlta, Toluca, 2002); La orilla desierta (Andrómeda, San José de Costa Rica, 2003); Piedra encerrada en piedra (Hespérides, La Plata, 2005); Les minutes qui passent (Poietes, Foetz, 2005); Figuras de ojo y sombras (Bermingham Edit., Donostia, 2006); Música humana y de paramecio (Colección Manija, San José de Costa Rica, 2008); Un fuego bajo un cielo que huye (Baile del Sol, Tenerife, 2009); Cenizas del mediodía (Praxis, México D.F., 2010); Feu sous un ciel en fuite; traducción de Patrick Cintas (Le Chasseur Abstrait Éditeur, 2010); Paracelso (Barcelona, Excodra, 2014); Falla en el instante puro (Botella al mar, Buenos Aires, 2016); Radiación de fondo (dos ediciones: Abrace, Montevideo, 2018; clinamen, Buenos Aires, 2018); Materia desnuda (Wolkowicz Editores, Buenos Aires, 2020); Lugar de apariciones (en conjunto con Sergio Bonzón, collages) (Wolkowicz Editores, Buenos Aires, 2021), Asilo de lo fugaz y Ese secreto desierto (tira de 15×15 cm., manuscritos y dibujos de Gabriela Aberastury, 2022). En cuanto a sus publicaciones referidas a las artes plásticas: Acerca de las vanguardias, Arte argentino siglo XX, Comisión de Homenaje a Jorge Feinsilber, Buenos Aires, 1990; Roberto Aizenberg. Diálogos con Carlos Barbarito (Fundación Federico Jorge Klemm Editora, Buenos Aires, 2001); Norma Bessouet (capítulos de Investigación, materiales y procedimientos y cronología, dirección editorial de Ezequiel Díaz Ortiz y Gabriela Aberastury, cmyk, Buenos Aires, 2020). Ultimo trabajo: Aberastury Obras/Works. El asombro sostenido (Elisa Breton y Gabriela Aberastury: dos encuentros, un libro. Diaz Ortiz Ediciones, Buenos Aires, 2022).