Poemas | Silvit
Ella…
A Viky…
Ella es hermosa
y habla con los pájaros
y corre con el viento para ver nacer el sol
los sicomoros se mecen
hablan entre ellos y la dibujan
deseando aprender de ella el secreto
con el que las nuevas ramas crecen fuertes
le obsequian su savia la tierra celebra
Ella es hermosa
y habla con los pájaros
***
Arder
“Hell, rising from a thousand thrones, | |
Shall do it reverence.” |
- A. Poe, “The city in the Sea.”
Esa noche imperaba el mal
el mal…
como nunca antes lo había hecho
ante la mirada de mis titilantes ojos
frente a mis tribuladas rodillas
y la tierra era él
manifiesto en incontables
ardientes
viciadas
rojas lenguas
que se alzaban oscilantes y decididas
lamiendo la obscura losa del cielo
en el crepitar del silencio
convirtiéndolo en esta negra lápida
que hoy pesa y me cubre sin rastro de estrellas
éramos el mal y yo éramos
ardiendo mi cuerpo mi piel y mis entrañas
cantaba el corazón
danzaban mis venas
hay noches en que sentimos el alma arder
el aire se ha hizo ceniza bajo la sonriente noche
***
Era tan grande el yermo campo que ya no cabía en su sitio.
Tan grande era
El vino se hizo amargo y el pan duro
Los truenos braman el dolor de la ausencia
Sólo ellos conocen el sonido de los pasos respondidos por el eco.
***
Fueron los labios todos seis
Los que rezaron la última de las oraciones
Lascivas Mojadas
En los que la trinidad pasaba
De lo intangible a llenar mis manos
Mis brazos
Mis bocas Las tuyas
Morir en tus ojos
Resbaló rauda la noche
No así la mirada del sol
Quien lentamente calentaba el asfalto
En el que se quemarían nuestros pasos
Nada quedó a mi espalda
Más allá de las húmedas mortajas
Ante mis ojos
La inmensidad de lo incierto.
***
Dejar todo atrás
Sin tristezas y sin nostalgias
Sentir la ausencia en primera persona
Mientras el asfalto queda a la espalda cansada y dolorida
En la maleta un pantalón y dos camisas una remendada
El corazón vacío sin memorias y sin historia
Nadie a quien decir adiós
La arena toda es nada se ha derramado al canto de la ausencia
Visiones perdidas entre las aspas de los molinos y tierra irregular
Todo fue voces sin rostros sin bocas sin ojos
Tiempo vacío que aúlla en la nada porque nada fue
Sólo un sueño una ilusión una esperanza vacía
De tiempos muertos y pasos que pisan sus mismas huellas sin foco
Infinito ruido Tinnitus
Voz horrible dos octavas más alta Lacerante
No hay bien No hay mal
Convenciones morales pret-a-porté
Y consejas ad hoc
Vacío viajo sin andar el viaje es cobarde si no sientes el suelo
Sin pasos no hay destino No hay llegada No hay hogar
Veo el ocaso y río mientras ahogo a Eros en una bañera manchada
La última llama se asfixia entre ventanas cerradas y sucias
Tres hojas secas sobre el suelo
Dejar todo atrás
Sin tristezas y sin nostalgias
Hoy veo sobre las nubes y no hay ángeles en ellas
***
Ha despertado el día
las luces ceden espacio al agobiante sol
el último de los alucinados se arregla la camisa
después de vaciar el alma en el callejón de abajo
Mi cuerpo sufre el peso de las ausencias y del lejano canto
[ invisible
La anciana arena gira sobre sí misma
y cae
El rictus ha mordido la ya infectada sonrisa
sepultando las últimas sombras de los juegos
Trémula mano ya no alcanzas el seco vaso de agua
El cansado pie intenta pisar un suelo que huye
No avanza el día por más que escondo el gastado reloj
Sin cuerda Ni tiempo extra
Sed. . .
Que honda se hace esta cama
Impía traga cuerpo y olvido
mientras el techo aplasta
mi surcada frente
[Asfixia]
Nada
Sin aliento
Soplo el invernal vidrio
Sin aliento
Nada
***
No había sonrisas…
No había sonrisas…
Debajo de aquel cielo que parecía ocultarla
De la mirada del dios que de pequeña le hablaron
No había sonrisa…
Sobre aquel suelo duro y húmedo
En el que ya nadie sabía dónde terminaba la lluvia
Y dónde comenzaban las lágrimas
No había sonrisas…
Las palabras se ahogaron bajo el silencio
Que retumba en los muros grises y fríos que le cercaban
Escuchó los pasos de ojos vacíos y manos ausentes
Y la soledad se agrietó
El corazón late fuerte mientras el pecho se hacía chico
De tanto que dentro vive
En casa el pan se ha endurecido de viejo
Es triste comer sin tus pies bajo la mesa
No había sonrisas…
El día que el deshabitado cielo lloró sobre ella
Era una noche como todas sólo que aquella era jueves
Más bonitos que un domingo
No había sonrisas…
Sólo la antigua calle y sus pasos sin respuesta
Al susurrar su canción
Esta rabia no es tristeza
Esta Rabia no es rencor
Será Rabia y fortaleza
Será Rabia y su dolor
SILVIT [a.k.a. Silva Torres]. Venezuela. Escritor, fotógrafo, editor y traductor. Licenciado en Letras, mención Literatura hispanoamericana y venezolana, por la Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela; realizó estudios en la Johannes Gutenberg-Universität Mainz, Alemania, como becario del DAAD (Deutscher Akademischer Austauschdienst). Premio mención Poesía en el XIV Concurso “Cuento, Ensayo y Poesía” de la Universidad de los Andes (Venezuela 2002). Ha publicado los libros “Noches de Arraigo y desarraigo [04:00 a.m.] (Venezuela, 2002); “Estudio sobre la muerte del poeta”, formato multimedia (Alemania 2008); “Bocetos junto al mar” (Portugal, 2017), Oceánica (LP5 EDITORA, Chile, 2021). Actualmente forma parte del Colectivo Editorial “Ké Animal Es Ese Gato”, con sede entre Lisboa y Berlín.