Poesia & Conto

Poemas | Rolando Revagliatti

En algo hay que creer

 

¿En transpirar la camiseta?

¿En la insobornabilidad de mis delegados?

¿En un lecho clásico, de rosas?

¿En los ajustes de cuentas?

¿En el más acá?

¿En la supremacía de los recalcitrantes?

¿En los valores perdurables?

¿En lo que subyace, en lo que subsume?

¿En el expansionismo?

¿En lo que

viene-junto-con?

 

*

El mundo que me perdí

 

Despliegues que me perdí

compromisos que me perdí

aprendizajes que me perdí

equilibrios que me perdí

 

Demasiado enajené

 

y lo que enajené

echo de menos

 

No lloré en su momento:

salí corriendo

 

tras

lo que

me perdí.

 

*

Yo sí que tengo algo grosso con la noche

 

La noche me encima

me compele

la noche me vigila

 

¿Qué atribuyo a esa vigilancia?

¿Y qué vulnera?

¿Consigue vulnerar por un reclamo ínsito?

¿Dónde se formaliza el reclamo?

¿Es firmado e impartido por quién?

¿Hay un sello?

 

Está sellada

mi vigilancia

del vigilante.

 

*

Del claudicar

 

Como todos

nació sin terminar

Creció sin terminar

de hacerse

 

No pudo, no aguantó

renunció al infinito hacerse

 

Y así siguió por siempre

cumpliendo rituales, burocracias

más o menos plagado de ademanes sociales

e impromptus antisociales

cumpliendo con sumatorias onomásticas

esas inevitabilidades propias

de alguien muy cumplido:

 

inevitabilidades esquivas

a los procesos de terminación. 

 

*

En un intento

 

En un intento

por burlarse de mí

objetaron

mi pavoneo

 

Mi pavoneo

objetaron

burlándose

 

¡Logrado!

en un solo intento.

 

*

 

Asumiendo

 

Uno

ya

se va

perdiendo

 

Cosas

uno

ya

se va

 

Perdiendo

de ellas

 

Perdiéndoselas.

 

*

 

Soporte

 

Inevitablemente

me mantuve cerca

cuando

inevitablemente

te dejaba sin mí

haciendo lo tuyo

compartiendo conmigo

los alcances disímiles

de tus 

repercusiones

 

Al sórdido que complacías en mí

o al que 

en sesgo tangencial

desnaturalizabas

o al que

aniquilándome

exponías

no hubieras podido sustraerte

 

Te dejé sin mí

con mi emputecida

compañía:

ausente, si padre

burócrata, si marido

odioso, si hermano

 

Apéndice

soportaste

que yo fuera tu soporte

continental.

 

*

 

Adiós al amigo

 

Nos estamos despidiendo

probablemente

para siempre

 

Tuve el gusto de haberte conocido

y el disgusto de haberte conocido

 

tanto.

 

*

 

¿Por qué maté?

 

¿Por qué maté a la araña?

 

Yo recogía hojas

de sauce

en la terraza

y las introducía

(¿por qué maté a la araña?)

en una bolsa

plástica

 

¿Por qué maté a la araña

agachado—

en esa fresca y soleada

mañana de sábado?

Maté sin pensar, sin respaldar

mi intrascendente pisotón

 

¿Por qué maté a la araña?

¿Por qué incluí a un caracolito

en la bolsa plástica

sin destinarle

una mirada responsable?

¿No era que yo amaba

a los

caracolitos?

 

¿Por qué

si esa mañana

fresca

de otoño

yo andaba optimista

chispeante

maté

a la araña?

¿Qué bicho me picó?

 

¿Por qué diantres maté

a la minúscula araña

que ni araña sería

ya que lucía (creo)

alillas transparentes

pero eso sí (creo)

largas patas

las que configuraron

en el fogonazo 

del instante

a esa araña

que aplastó

mi aborrecible

derecha

zapatilla?

 

*

 

En abrirse

 

Tardó

la puerta en abrirse

un buen rato

 

Yo estaba

ante esa puerta que tardó

en abrirse

un buen rato

 

Cuando alguien la abrió

yo

estaba cerrado.

Angurria

 

De mi menú de pecados

angurria

tú eres quien mejor me humilla

 

(Reúnense 

en este presto “humilla”

los eficientes matones Mortifica

Entristece & Liquida)

 

Angurria, tú, la más peor de todas para mí

desde antes todavía de tragar

de esta tarta de coco

un último bocado.

 

*

Espectador

 

Con indolencia subtitularon

Es todo lo que tengo

en lugar del literal

Es todo lo que me ha quedado

 

y me he quedado

subtitulado

con lo que tengo.

 

*

Emociones

 

Para ponerme en peligro me busqué

este empleo de vigilador de caudales

me enredé con la esposa loca de mi jefe

ingiero psicofármacos con bebidas blancas

hurto paquetes de pastillas y chocolatines

de las bandejas de los quiosquitos

cometo estupro con la hija de mi hermano

alquilo algunas noches

para que jueguen por dinero

a ludópatas mi departamento

no desaprovecho la ocasión de frotarme contra

estímulos en el subterráneo

 

Salpimiento mi vida vacua

¡bah!

toda vida es neutra

vacua.

 

Fotografia de Rolando Revagliatti

Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y dieciséis poemarios, además de otros tres poemarios sólo en soporte digital. En esta condición se hallan los seis tomos de su libro “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformados por 159 entrevistas por él realizadas. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com

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